Relato falso que construye memoria. ¿Qué se debe hacer?

La clase presencial de esta semana ha versado sobre una gran reflexión del papel de los museos. Algo mucho más profundo que ser un lugar común para los turistas, su significado tiene una dimensión mucho más mayor que nunca me había parado a pensar y reflexionar. Las ciudades, los museos; en definitiva todo lo que muestre una determinada parte de la historia al público y creando una parte de una identidad cultural colectiva será un relato. Esta podría ser la reflexión general de esta clase. Al principio no entendía muy bien, pero dándole vueltas no puedo estar más de acuerdo con dicha reflexión. Al fin y al cabo, los museos o monumentos funcionan como un relato histórico, pero un relato a fin de cuentas. Podemos pensar que son como un libro y con imágenes o estructuras culturales proyectan y tratan de contar como una historia relatada. Constituyen un pasado que es digno de contar y transmitir de generación en generación. Es algo reseñable que el mundo ha de saber, un relato destacable de una sociedad, ciudad, país o agrupación.

Una vez dejando claro la relación evidente entre museos y relatos (son sinónimos, nos podemos encontrar ante un problema de gran calado social y una dificultad extrema. Si decimos que los museos construyen relatos de un pasado histórico real y verídico, ¿Cómo sabemos si el relato que se construye a partir de diferentes expresiones culturales del arte es verdadero? Estos relatos construyen memoria, no solo individual; sino que también colectiva. Es parte de la identidad nacional. Por tanto, es un problema muy serio si la memoria colectiva se asienta sobre relatos falsos, manipulados, sesgados o interesados. ¿Qué debemos hacer en este caso? Algunos defienden seguir con el relato dominante y predominante; no podría estar más en desacuerdo. Rechazando en este punto la moral cartesiana, el relato y las creencias dominantes en la sociedad no implican que deba seguir y aceptarlas. La verdad histórica es solo una, y por muchas personas que piensen o cuenten lo contrario he de aceptarlo. Desde un punto de vista moral me parece lamentable dicha aceptación y de un conformismo barato.

Cuando nos encontramos con un relato erróneo que conforma una visión distorsionada de la realidad deberemos de tener mucha paciencia. Si es un relato asentado y que ha calado socialmente, nos costará mucho no solo cambiar el relato, el cuál puede ser modificado con una cierta facilidad si contamos con las herramientas y el poder necesario; lo difícil será hacer llegar ese relato a la sociedad y que el nuevo relato emplace al anterior. Debemos recurrir al arma más poderosa de cambio de opinión, la educación. Solo desde un nivel académico y con paciencia lograremos introducir poco a poco el nuevo relato histórico haciendo ver la falsedad del anterior. Será un trabajo duradero y costoso, ya que uno no puede cambiar de relato del día a la mañana, y encima el anterior relato si se había asentado y consolidado mucho peor. Cuanto más tiempo pase peor.

Pero creo que llegados a este punto hay que poner un ejemplo del relato falso histórico, donde los monumentos y los museos en general juegan un papel crucial. Es un trabajo que en muchas casos despreciamos enormemente. El ejemplo del que quiero profundizar será a nivel nacional y encima todo el mundo sabe de que se trata y que supone la diversidad de relatos. La Guerra Civil Española junto con la posterior dictadura franquista son  probablemente unos sucesos históricos que más relatos falsos han construido y originado, el cual desde un punto de vista neutral y no partidista comporta un problema. Siempre vamos a hablar del relato dominante.

Durante la guerra de tres años y con la consolidación de la dictadura del general Francisco Franco, se empezó a realizar un relato sesgado y partidista de loa contenido en la batalla bélica de 3 años. La maquinaria propagandística sostenido por la estructura ideológica y política de Falange Española de las JONS (único partido legal en España) empezó a generar un relato que sirviera de justificación a la guerra civil entre españoles. El relato sintetizado pretendía no solo ser una justificación, sino también dar una sensación de real siendo el relato oficial y verdadero. El relato sintetizado puede ser el siguiente: Diversos militares se habían levantado contra los enemigos de España y de occidente encarnados en una República antiespañola, marxista y odiadora del cristianismo. El bolcheviquismo se había adueñado de hasta la persona mas moderada de izquierdas y para salvar a España de las fauces del marxismo más radical, fue necesario un golpe de estado que debía salvar a la nación. La guerra civil fue solo el mal menor ante los enemigos antiespañoles. No había represión, solo se intentaba limpiar España de sus enemigos que estaban en sus instituciones, los del bando nacional son héroes que se han sacrificado por España para limpiarla de toda ideología antiespañola (anarquistas, socialistas, comunistas, sindicalistas,...). Dios apoyaba este "levantamiento nacional", una respuesta de la patria ante su hipotética destrucción e insumisión. Este fue el relato dominante durante el franquismo, y aunque a día de hoy pueda resultar un relato ridículo e inverosímil. La propaganda efectiva de la dictadura hizo que la gran mayoría de la sociedad creyera en el relato y apoyara fervientemente al bando nacional. Es más, a día de hoy hay personas de avanzada edad que siguen defendiendo este relato (son muy pocas pero existen).

Desfile de la victoria, día que comporto el inicio del relato descrito con anterioridad sobre la Guerra Civil, el arte posterior colaboró en este aspecto.

Ahora bien, hemos contado el relato dominante durante la dictadura franquista, pero desde el otro lado ideológico se esta contando un relato alternativo y sesgado. Este relato no cuenta con una propaganda tan fuerte y efectiva como el franquista, pero su intento de verosimilitud dificulta cambiar el relato. Con la consolidación de la democracia en este país y con el final del periodo histórico conocido como la transición (caracterizado por el perdón y la reconciliación nacional), en estos años del nuevo siglo grandes sectores de la izquierda mediática de este país han querido construir un nuevo relato alternativo a la guerra civil. Es un relato mas heterogéneo que el expuesto anteriormente y de otra cuerda ideológica totalmente distinta. El relato de la izquierda esta muy bien explicado por la expresidenta del PP en la comunidad de Madrid Esperanza Aguirre, quien cuestionó y denunció el relato dominante en aquel momento. Aquí dejo el vídeo para que se entienda mejor.



En su exposición en la asamblea de Madrid Aguirre ridiculiza el relato de la izquierda e indica numerosos aspectos que curiosamente se omiten en dicho relato y que son importantes para tener una visión global y verdadero del mismo. Desde un punto de vista de justicia histórica y cultural, el discurso ha sido sublime.

Ese relato se sostiene con la ley de memoria histórica aprobada por el gobierno socialista de Zapatero en el año 2004. Esta ley sostiene la reparación de las victimas de la Guerra Civil y contempla el cambo de calles entre otras cosas. Una ley ideológica e imparcial evidente, ya que ayuda a favorecer la expansión del relato dominante y no da una visión objetiva de la historia. Necesitamos un relato universal y que se ajusta a la realidad y la educación es la única arma que puede hacerlo posible. Pero la educación está en manos de los que construyen los relatos falsos y alternativos, ahí radica el fondo del problema.





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