Utilitarismo y poesía.

 "La literatura y sobre todo la poesía no sirve para nada". Que burda y falaz expresión que solemos recurrir con frecuencia, sobre todo si tenemos una asignatura lingüística y la intentamos ridiculizar ante nuestro rechazo a la misma. No obstante, esta muletilla es muestra de una ignorancia brutal y de lo que es peor; una equivocación en la concepción de lo que es la poesía o literatura y de lo que supone (siempre desde mi punto de vista). En esta entrada trataremos de analizar y reflexionar sobre la posible relación del concepto de utilidad y la poesía (esa parte específica de la literatura que sufre más esa muletilla acusándola de su poca o nula utilidad).

 Para empezar, la reflexión versará sobre el utilitarismo. Hay personas que siempre recurren a la utilidad de las cosas para organizar lo que van a hacer en cada momento. Desde el respeto absoluto a dicha concepción de la vida, no puedo estar más en contra. ¿Por qué siempre tenemos esa irracional e intrínseca obsesión en lo que es útil y lo que no lo es? Es más, ante el utilitarismo de las cosas como modo de vida nos encontramos ante varios problemas que dificultarían considerablemente el desarrollo del modelo. ¿Quién, cómo y por qué marca si algo es útil o no? ¿Yo mismo? ¿Hay unas reglas universales? ¿Si algo no es útil no puedo hacerlo? ¿Hay tonos o rangos de utilidad? Como podemos ver las disyuntivas y los problemas de este modelo filosófico de vida son frecuentes y constantes. 

Mi opinión sobre este modo de afrontar la vida es clara, y no le deja en muy buen lugar. Rechazo categóricamente buscar siempre la utilidad de las cosas. No siempre realizo cosas por su utilidad, me es indiferente; es cierto que puede ser un factor que ayude o anime a realizar según que cosas pero no es definitivo ni muchísimo menos. El disfrute de hacer cosas nuevas, aprender nuevas dimensiones o expresiones o simplemente realizar otras cosas por voluntad propia; es la verdadera razón para elegir que ver o que hacer. La utilidad me es indiferente porque no creo en esas convenciones sociales y morales d marcar constantemente la funcionalidad más o menos superior de algunas cosas sobre otras. Me parece una obsesión enfermiza y preocupante de nuestra sociedad moderna, muestra de la decadencia moral y filosófica sobre todo de la sociedad de Occidente. Deberíamos aprender de la mentalidad de Oriente tan sosegada y reflexiva. Queremos hacer cosas útiles todo el rato y no todo tiene que ser dado por esa razón, basta ya de autoexigerse y flagelarse por no estar realizando algo caracterizado por la utilidad. La única clave y siendo consciente de estar pecando en una frase con tintes románticos evidentes; la elección de que hacer en cada momento es lo que te otorgue un mayor grado de felicidad, es así de simple.

En el caso de la poesía en particular, pasa un poco de lo mismo. Nada es útil en sí mismo, depende de que hagamos con dichos conocimientos. La poesía no es n bien útil en sí mismo, en su naturaleza; pero es un medio o herramienta que si es usado correctamente. La poesía puede ser todo lo útil que tu quieras, los límites los pones tu, tu eres el agente de cambio, el factor determinante, el único responsable. No culpes a la poesía de tu fracaso o ignorancia. Es una postura muy vulgar, cómoda y de una limitación cultural clamorosa. Por tanto, vamos a ir desechando estas expresiones que no aportan nada "no sirve para nada"...

Es muy plano y superficial, nos debería darnos igual la posible utilidad y todo ese utilitarismo. Vamos a disfrutar de un arte milenario, que es capaz de con la escritura generar una belleza y evocar a los sentimientos más bonitos e íntimos del ser humano. Leamos, investiguemos y nos moveremos por nuestra curiosidad. Espero que con esta entrada sirva para no volver a escuchar la poesía en un contexto que esté relacionado con la utilidad.




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