La Serie Aída como Identidad social y Subalterno

 Cuando hablamos o analizamos una serie de televisión, debemos ir más allá de una dimensión superficial de trama personajes o relatos. En mi opinión, una serie es mucho más que todas esas superficialidades, es algo más elevado y fino con una intención cultural clara o una construcción de algo determinado. Es un producto que quiere evocar algo al espectador, sentimientos muy diversos pero sentimientos al fin y al cabo. En esta entrada me gustaría centrarme en una de mis series favoritas, que con el paso del tiempo he sabido apreciar y comprender la verdadera dimensión y magnitud de esta serie, lo que podría explicar o estar relacionado con la dependencia emocional y las pasiones que esta serie despertaba al conjunto de televidentes. Además, los conceptos y reflexiones de las clases prácticas de esta asignatura me han servido para apoyar y profundizar en una serie de conclusiones que a continuación me dispongo a plasmar.

Para empezar me gustaría hablar un poco de la serie desde un plano superficial, porque así luego será más fácil profundizar en las connotaciones sociales y psicológicas. La serie escogida es Aída, una de las series españolas de referencia de esta última década. Aclamada como la comedia española "mas longeva de la televisión" comienza su emisión en el año 2005 y acaba en el 2014. Narra la vida cotidiana de un humilde barrio madrileño: Esperanza Sur. El hilo narrativo girará en la interacción y la vida del personaje principal Aída (Carmen Machi) con el resto de sus vecinos y amigos del barrio. La vida sucederá en diversos escenarios, todos ellos dentro del barrio como el bar, las casas de los protagonistas o una tienda de alimentación. También la calle es un elemento muy presente.


No me  gustaría pararme más en describir más esa serie tan conocida, porque este no es el objeto de estudio de esta entrada, ahora me gustaría abrir la vista y analizar el peso y la importancia de esta serie en el panorama no solo cultural, sino que también de los efectos mentales que ha provocado. Yo siempre digo que todo producto cultural (sea el tipo que sea), es una construcción que quiere logar algo superior, quiere generar una conciencia o algo similar; que solo el director lo sabe. Y la serie o el libro o lo que sea es solo la "excusa", el "pretexto", el papel en blanco para plasmarlo. Una vez habiendo dejado claro esto vamos con el caso particular de Aída.

Esta serie tiene un objetivo claro, quiere construir y favorecer esa identidad social. No es una serie inverosímil, con hechos ficticios. Es costumbrista y muy realista. Es más, el espectador de la televisión típico de clase media o media baja podría verse claramente identificado con lo que la serie le está contando: alcoholismo, problemas para llegar a fin de mes, miedo al paro,... Son sentimientos normales de la España del siglo XXI que mucha gente se siente identificada, no se trata de nada ajeno extraordinario, es el día a día del pueblo. Todo esto genera una identidad social determinada, el de la subsistencia y supervivencia; algo característico en esta España. No es algo que haya sido escrito para las élites del país, sino que es para el pueblo llano y que vean que no están solos, es la situación de la España corriente, la España que madruga, la España trabajadora.

Otra cosa que ayuda a crear esa identidad social común es las continuas alusiones al pasado, en la serie Aída es algo recurrente. La convivencia de distintas ideologías en el barrio y la aceptación del distinto es clave en el discurso narrativo. Esa identidad social viene fraguada por la realización y consagración de una serie de roles muy claros en la sociedad española contemporánea, que hacen al espectador ver a la serie como algo muy cercano. Tenemos en primer lugar a la típica persona adulta que añora el régimen de Franco y se considera nostálgica despertando sentimientos que siguen presentes en la sociedad española y que muchas veces se pretenden ocultar: elevado patriotismo, discriminación a minorías que considera inferiores, ideología fascista,... En definitiva lo que sería un facha de toda la vida. Corresponde al rol del típico empresario facha y explotador pero que en el fondo esconde una dificultad de relación y de poca aceptación personal. Pero su rol es la de "facha cabrón", dicho por el propio director de la serie nacional. Pero este patrón necesita su antítesis, su contrario dónde quiere dejar reflejado ese fenómeno cultural denominado como las dos Españas. Una supuesta división frontal y total entre dos formas de ver el mundo en la moral, social, política, religión,... etc. En definitiva estereotipos varios. La otra España laica y republicana esta representada por otro personaje y responde a ese rol: activismo por las causas justas, empatía, buenismo, generosidad, pacifismo. En definitiva valores que casan con la izquierda mediática de toda vida. La típica frase de bueno eres gilipollas casa a la perfección con este personaje. Hay muchos otros roles presentes en la serie pero me gustaría destacar otro, que es el de la protagonista principal. Corresponde con uno de los roles más importantes o definitivos de la serie que es la típica mujer separada que está encargada de cuidar a sus hijos compaginando esta actividad con la de las labores de la casa y la de trabajar de barrendera. Es la supervivencia pura y dura. ¡Demasiadas personas se verían identificadas en este personaje!

Estos roles ayudan a crear una identidad social conjunta de que como nación y a pesar de nuestras diferencias hay que unir esfuerzos. Esa identidad social es lo que va a intentar perseguir todo el hilo narrativo.

Otra cosa que me gustaría mencionar es el concepto de subalterno en la serie, se acepta y se toma discursos de clases sociales tremendamente desfavorecidas para darles voz y ser un portavoz de denuncia de su situación. Homosexualidad, prostitución, mujeres solteras, inmigrantes ilegales, ex drogadictos, .. Hay muchos subalternos a lo largo de la obra y la serie va a querer ser la plataforma para elevar la denuncia de esos grupos sociales. Cumple una clara labor social que muy poca gente sabe valorar.

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