Guerra Cultural

 En el extenso y complejo mundo de la política, se habla con mucha frecuencia de la "guerra cultural", tema que me interesa mucho y es objeto de interés, análisis e investigación para muchas personas (entre las que yo me encuentro). Aparentemente y desde una opinión superficial y simplista, puede parecer que no tiene nada que ver el mundo político y lo visto en clase en Tendencias Literarias Literatura Moderna. No obstante, me vi en la necesidad de hacer esta entrada nada más acabar la clase presencial de la memoria y del relato. También podemos relacionar esta entrada con una serie de cosas que se dan por supuestas o incluso la identidad. Como podemos observar, la guerra cultural es un concepto de estudio cultural como su nombre indica, lo que me parece bastante oportuno realizar una entrada libre sobre este tema, que por cierto se encuentra de radiante actualidad.

La Guerra Cultural, un concepto que se oye tanto en el mundo de la política que a veces desvirtuamos su significado y sus connotaciones reflexivas e incluso filosóficas. Antes de nada me dejaría dejar clara una cosa en relación a la utilización de la guerra cultural : este término ha sido acuñado, disputado y utilizado desde una perspectiva ideológica de la derecha, que se acuña esta expresión como una lucha o un objetivo político. Todo esto tiene relación con un plano más allá de lo estrictamente político. Hay connotaciones que tienen una profundidad mayor que tienen que ver con el mundo de las ideas y con concepciones culturales filosóficas. Eso explica el porque de esta entrada y su presencia en este blog. 

Una vez habiendo determinado todo esto, creo que es el momento de entrar en al cuestión de fondo y explicar lo que es la dichosa Guerra Cultural, siempre desde el argumentario y la perspectiva desde la derecha política. Es una lucha del relato y de establecer en la sociedad como una especies de dogmas. Esto creo que es necesario de explicar, porque la palabra dogma se usa más para hablar de cuestiones teleológicas. Son una serie de cosas o de opiniones sobre temas de radiante actualidad social y moral, en los que hay una opinión o una serie de verdad absoluta e incontestable que es muy difícil de replicar o rebatir en busca de distintas y diversas opciones. En mi opinión, la izquierda de este país ha sido capaz de transmitir o crear unas posiciones ideológicas que se han convertido como en verdades absolutas, como la única opción existente. Sus terminales mediáticas (la mayor parte de los medios de comunicación de nivel nacional) han ayudado en esta difusión, silenciar otras posturas y haciendo ver que la opinión de la izquierda va más allá de ser un mero posicionamiento , es la opinión, la mayoritaria y la que debe ser. Es un relato construido y aceptado por muchas personas y no contempla las otras posturas que tratan de ser ocultadas, maquilladas y menospreciadas. Se catalogan de minoría. Partiendo de este contexto de verdades absolutas y el papel de los medios de comunicación en el establecimiento y asentamiento de estas verdades, la función de la guerra cultural es imprescindible.

La derecha española concibe que en esa batalla de las ideas y los relatos dominantes van perdiendo por goleada. Hay una gran parte de la sociedad que se encuentra silenciada, sumisa y achicada ante el dominio ideológico y mediático de los relatos propios de la izquierda; han ganado la primera batalla con creces. Muchas veces desde sectores de la propia derecha se rechaza el enfrentamiento dialéctico y frontal contra esos relatos de la izquierda, por tanto rechazan la guerra cultural como solución. Tienen miedo a entrar en el fango, a debatir en el mundo de las ideas y dar voz a la multitud de personas que no comparten el discurso de la izquierda; pero que no se atreven a expresarse libremente por el que dirán y por las calificaciones que pueden recibir, se encuentran huérfanos y tienen a muy pocas personas que de verdad les defiendan y que entiendan la importancia de la guerra cultural. Se trata del relato y de desmontar esas verdades absolutas sin miedo a nada ni a nadie. Esta postura y esta idea no es muy practicada públicamente porque existe un miedo cada vez mayor a que la practica de la guerra cultural con todas sus consecuencias suponga un coste electoral. Al fin y al cabo; la izquierda en esa guerra cultural tiene una base muy sólida y muchos grupos de influencia directa en la opinión pública fines a su discurso. Unas terminales mediáticas de un gran poder y con un impacto increíble, y ese miedo es real y es entendible. 

Me gustaría poner ejemplos, porque aunque la guerra cultural como concepto sea algo un poco abstracto con el mundo de los ideas, en la actualidad hay muchos ejemplos y personas que practican y son difusores de esa guerra cultural. Un tema que es susceptible de la guerra cultural es el referente a la guerra civil y la memoria histórica (tema tratado en otra entrada libre de este blog con la memoria y el relato falso), algunos representantes de la derecha aplican la guerra cultural y rechazan el revisionismo histórico que la izquierda promueve y predica. La propia ex-portavoz del PP Cayetana Álvarez de Toledo (una de las caras más visibles de esa guerra cultural) ha afirmado desde sus redes sociales que "la derecha española en su totalidad y todo aquel que se oponga a la visión trasnochada y la obsesión enfermiza con el pasado superado debería practicar la guerra cultural y votar en contra con un no rotundo frente a cualquier medida que implique la guerra civil". Estas palabras se enmarcan en una época reciente donde muchas personas de la derecha no querían manifestar esta postura ante el miedo de ser catalogados de franquistas, nostálgicos o fascistas. La guerra cultural es eso, oponerse al relato dominante de la guerra civil. La guerra cultural y su difusión la llevó a cabo por su canal de YouTube, herramienta imprescindible para la transmisión de su mensaje.



Otro tema que podrá ser tratado y lo es de hecho como guerra cultural es el aborto. El San Benito de "nosotras parimos, nosotras decidimos" es un mantra al que recurre la izquierda para promover su "dogma". Quién no apoye el aborto es un machista y un retrógrado. Desde unas convicciones de raíces católicas y conservadoras, la derecha defiende el derecho a la vida por encima de todas las cosas. Pero la guerra cultural consiste en combatir el discurso dominante y trasladar el derecho a la vida como prioridad. Muchas veces no quieren entrar a debatir este aspecto del aborto y su oposición frontal y total. Un hito en esa guerra cultural fue en la precampaña de Donald Trump y como salió a hablar al estrado una monja, hablando del derecho a la vida y de la posición del aborto; combatiendo así el San Benito mencionado con anterioridad de la izquierda.



Como último ejemplo de esa guerra cultural de la derecha tratando remontar ese dominio cultural y social de la izquierda en este último siglo es la equiparación de nazismo y comunismo. A la izquierda se le llena la boca de hablar del fascismo y del nazismo, casi en cualquier conversación o situación se puede sacar o mencionar; en cambio, se vuelve pequeña contra el comunismo, coqueteando con él y situándose muy próxima. La derecha condena los dos regímenes totalitarios que suponen el comunismo y el fascismo; mientras que cierta izquierda ideológica solo uno de los dos; reflejando su hipocresía moral. El portavoz de partido Cs en Valencia (Toni Cantó) se ha convertido en uno de los líderes de esa guerra cultural al hablar del comunismo, un tema que la izquierda ha querido convertir en tabú. El vídeo en cuestión es considerado como una expresión elevada de lo que es la guerra cultural, no tener complejos y luchar por el relato.


En definitiva, la guerra cultural es algo que desde la derecha se entiende como una batalla contra el dominio social y cultural que la izquierda ha logrado con sus terminales mediáticas. Es lugar por el relato dominante y por las verdades absolutas que la izquierda ha logrado implantar, dando voz a una mayoría silenciada y ocultada. La cultura es una herramienta brutal y de momento hay unso que dominan sobre otros.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Serie Aída como Identidad social y Subalterno

Utilitarismo y poesía.